La actividad imaginativa es el proceso por el cual el individuo es capaz de utilizar la información generada intrínsecamente para transformar la realidad y crear una represtación de la misma única e insólita. Generalmente se basa en formar representaciones de objetos, lugares, sentimientos, etc. conocidos pero en ausencia de estos sirviéndose de la memoria para ello. Es decir, la imaginación toma elementos antes percibidos y experimentados, y los transforma en nuevos estímulos y realidades.
Gracias a ella podemos crear mundos fantásticos e íntimos donde ser los protagonistas de historias sin límites ni restricciones. Ya que la imaginación no esta restringida a la reproducción y actualización de recuerdos, sino que abarca también la posibilidad de proyección en el futuro, de la construcción de nuevas realidades y de la liberación del estrecho horizonte del presente.
El origen del estudio de la imaginación data desde las reflexiones filosóficas. Posteriormente se posiciona como materia de estudio dentro de la psicología experimental pero continúa siendo un componente psíquico lejos de ser descifrado. Es a finales del siglo XX cuando se toma como desafía para la investigación psicológica y neurocientífica apareciendo los primeros las primeras hipótesis de cómo el cerebro imagina.
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